VIDA BAJO EL SOL ESTIVAL

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Llega ya la canícula estival, los campos parecen vacios. El paisaje se desdibuja y el sopor se adueña del alma.
Con 38º a la sombra el aire pesa como una loza y la muerte acecha a los débiles. Las fuentes se agostan y muchas ya se han secado, ¿dónde encontrarán ahora los seres silvestres el agua que les sacie? Las bajas se producen, sobretodo, en animales juveniles que vinieron a este duro mundo esta primavera, los mas viejos conocen ya ciertos trucos que enseñarán a los más tenaces.

Principios de julio no es buena época para muchos de los moradores del sur peninsular, en el sector subbético granadino más bien es la peor del año; sobre todo para las camadas de animales juveniles que han conseguido asomarse al primer verano de sus vidas. Para ciertas criaturas que viven sólo unos meses, como son algunos insectos, será el verano de sus vidas.

Sin embargo a los pequeños reptiles, anfibios y aves que consiguen vivir varios años la época central del verano les resulta una cuesta bastante empinada.

Para empezar se van secando las fuentes y arroyos que hasta ahora refrescaron su sed. Al perder este recurso también se pierde el alimento ligado a las aguas superficiales, como son los invertebrados acuaticos, que durante la primavera han sido un aporte importante de calorías.

Es por esta razón que los manatiales y charcos que aún quedan se vuelven primordiales. Los animales se van apiñando en estos escasos lugares, donde hacen acopio de energías.

Esto lo saben los humanos, y para deseperación de muchos animalillos aquí comienza algo que para un pájaro silvestre puede ser una pérdida tan grande como su propia vida.

Me estoy referiendo al uso de estos escasos abrevaderos, por parte de algunos humanos, para la instalación de artes de captura de aves como son redes japonesas y pegamentos.

Cuando tienes la suerte de observar en plena libertad las andaduras de avecillas que recortan los cielos con sus vuelos, cuando observas sus rituales y juegos, cuando ves a varias especies de aves beber juntas del mismo manantial, se te hace difícil pensar que a sus captores les gusten las aves.

Año tras año vengo observando a este tipo de personas colocar sus redes de captura de fringilidos, pero también utilizan ligas pegajosas y tapan con vegetación los regatos minúsculos que aún fluyen como arterias de vida.

Luego, se llevan en jaulas pequeñas a estos pequeños cantorcillos silvestres y dejan los campos huerfanos de sonidos, vacios de trinos, solitarios.

Illora necesita acabar con esto, entendiendo que la mejor manera de disfrutar de las aves es utilizando unos primáticos, una guía de aves y quizá tambien un "hide".

Hacemos un llamamiento desde "Illora natural" para que se fomente la educación ambiental y ornitológica desde el Ayuntamiento, y se haga un esfuerzo en proteger a las aves.

Por suerte, para las criaturas del campo también existen cazadores que proporcionan charcas a las aves.
La Sociedad de Cazadores de Illora, entre el año pasado y lo que va de este, ha creado cuatro charcas para abastecimiento de la fauna silvestre, cosa que por otra parte desde aquí reprochamos que las administraciones públicas no hagan lo mismo o más, ya que son ellos los delegados de estos recursos. Con estas cuatros charcas infinidad de animales, tanto vertebrados como invertebrados conseguirán sofocar los calores estivales y les servirá para que sus nidadas salgan para adelante.

Pero con puntos de agua permanentes ganaremos todos, ya que las abejas e insectos polinizadores, que utilizarán igualmente estos puntos, tienen un papel primordial en la polinización y preservación de la vegetación, y por tanto en el proceso des-erosivo.

Los editores de Illora natural seguiremos este verano atentos a la preservación de nuestro patrimonio natural, denunciando publicamente los desaguisados que se cometan en la naturaleza Illoruna. Feliz canicula.