domingo, 21 de agosto de 2011

CHOVA PIQUIRROJA (Pyrrhocorax pyrrhocorax)

Orden: Passeriformes
Familia: Corvidae
Especie: Pyrrhocorax pyrrhocorax
Estatus: especie catalogada “De interés especial” en el catalogo nacional de especies amenazadas.


Chova piquirroja

Su negro plumaje y el ágil vuelo pronto delata a la Chova Piquirroja (Pyrrhocorax pyrrhocorax). Si contamos con la posibilidad de acercarnos a ella podremos apreciar bien su largo y curvado pico, con leve inclinación hacia abajo, de color rojo o anaranjado en lo jóvenes; las patas rojas y las plumas negro brillante con tonalidades azuladas en el cuerpo y verdosas en las alas y cola.

Posee un vuelo boyante y poderoso, mostrando las alas muy redondeadas y extendidas, con las primarias abiertas y ligeramente curvados los extremos hacia arriba. Normalmente vive en parejas o pequeños grupos que forman las colonias de cría en acantilados y roquedos. Sus vuelos sobre los cortados de montaña son espectaculares y las parejas suben y descienden en picados rapidísimos, volando a trechos con lento batir de alas, cerniéndose y girando en el aire en una exhibición de acrobacias sorprendente. Las corrientes termales pueden ayudarlas mucho en sus ascensiones y con frecuencia siguen una espiral en su vuelo hasta casi perderse de vista. Todos estos vuelos son acompañados de continuos gritos y llamadas, sobre todo de un sonido nasal ¡¡chíaá!! que resuena en toda la montaña y la distingue inmediatamente del silbido de la Chova Piquigualda Pyrrhocorax graculus.

Con la llegada del otoño la Chova Piquirroja forma bandos numerosos que recorren campos y montañas en un ir y venir incesante, picoteando entre la hierba y caminando a saltos que alterna con cortas carreras, adelantándose unas a otras de forma tan curiosa que resulta imposible poder contarlas. Se posan siempre en el suelo y sólo excepcionalmente en un árbol seco. Más a menudo en roquedos y repisas de cortados verticales. Se alimenta básicamente de insectos y sus larvas y algún pequeños reptiles como lagartijas, aunque también se nutre de gran cantidad de materia vegetal, singularmente granos y semillas.

Pareja de chovas en Parapanda.

Cada pareja vigila un territorio donde pasa gran parte de su vida y allí anida. Probablemente no alcanzan la madurez sexual antes del segundo o tercer año como otros córvidos, pero viven emparejadas ya antes de criar. De este modo se ven colonias formadas por 10-15 parejas en las que únicamente hay 5-7 nidos. Estos son construidos por ambos adultos con palos, hierba seca y forrados de lana en su interior. La mayor parte del trabajo estructural corre a cargo del macho y la hembra se encarga de arreglarlo por dentro con variados materiales que a veces no se comprende de dónde pudieron haberlos traído. Casi siempre los nidos están en el fondo de profundas grietas o cuevas, en agujeros y cortados rocosos.

Aunque la Chova Piquirroja está disminuyendo en toda Europa, en nuestro municipio aún puede ser avistada en numerosos bandos en nuestras sierras, junto a cortados y roquedos sobre una altitud de 1300-1500 metros.

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